10 ¿Qué Hacer?: El Camino Político

En este escrito se utiliza un lenguaje que puede resultar muy fuerte para aquellas personas no acostumbradas a la forma en que se conducen los procesos en un tribunal.  Sin embargo, desde el punto de vista legal este lenguaje es necesario.  Advertimos al lector no familiarizado con cuestiones legales para que no se escandalice.

Hay tres cursos de acción a seguir por los ciudadanos que se oponen a la transición de la sociedad norteamericana de una sociedad heterosexual a una homosexual.  El primer curso de acción a seguir es el político, el segundo es el de la educación y el tercero es el judicial.  En esta sección se discutirá el primer camino y en las siguientes secciones los otros dos.

La Campaña Política

Exhortamos a los ciudadanos estadounidenses que quiere luchar para evitar el avance de su sociedad hacia la homosexualidad a tomar aquellas medidas que conduzcan a alcanzar dicha meta.

La primera medida sería la formación de un partido político que tenga como punto principal de su plataforma política la restauración de los valores anti homosexuales.  Dicho partido deberá estar comprometido con la creación de la legislación necesaria a los fines de devolverle a los Estados Unidos la creencia en los valores morales heterosexuales que se han ido perdiendo a partir del avance de la revolución homosexual.

En este momento el Partido Republicano de los Estados Unidos, si bien no tiene una posición firme sobre este aspecto, mantiene una postura más afín con la de los ciudadanos que se oponen al matrimonio homosexual que el Partido Demócrata que está firmemente comprometido con la postura contraria.

Creemos, pues, que votar por el partido Republicano es una forma de adelantar la lucha en contra del avance homosexual en los Estados Unidos.  En consecuencia, se debe respaldar el voto al partido Republicano.       

El Ultimo Bastión de Lucha en Contra del Avance de la Homosexualidad: Las Organizaciones Religiosas

Para los grupos que se oponen al avance de la homosexualidad en los Estados Unidos y en los países del mundo, el escenario no puede ser más devastador.  Los grupos que abogan por el avance de la homosexualidad han ganado casi todas las batallas que se necesitan para iniciar la transición de una sociedad heterosexual a una sociedad homosexual en los Estados Unidos y en otros países alrededor del mundo.  Solo les queda esperar el tiempo necesario para ganar la guerra.  El tiempo necesario para que se produzca una transición de una sociedad heterosexual a una homosexual es de 4 a 5 generaciones.

Las batallas que han ganado los grupos que apoyan el avance de la homosexualidad son las siguientes:  han ganado el apoyo de la presidencia los Estados Unidos con decretos presidenciales a su favor, han ganado el apoyo del Tribunal Supremo de los Estados Unidos con jurisprudencia a su favor, han ganado el apoyo de las legislaturas en los Estados Unidos con leyes que legalizan el matrimonio homosexual en múltiples Estados, han ganado el apoyo de los medios de comunicación masiva (televisión, radio y prensa escrita) con mensajes, programas de comedia, personajes de novela, programas infantiles, etc. en donde la homosexualidad se presenta, se acepta y se defiende como una conducta correcta, han ganado el apoyo de las comunidades universitarias y de los intelectuales que defienden el avance de la homosexualidad en sus escritos, charlas y conferencias, han ganado el apoyo de muchos jefes de instituciones gubernamentales y civiles, no solamente con expresiones públicas sino también con las reglamentaciones que prohíben el rechazo a esa conducta en oficinas gubernamentales, ejército, marina, fuerza aérea y policía, etc.  y, por último, han ganado el apoyo y simpatía de una gran parte de la población en general.

Habiendo conquistado el apoyo de las principales instituciones en el gobierno y en una gran parte de la población de los Estados Unidos, se podría decir que los grupos que apoyan el avance homosexual en los Estados Unidos tienen la guerra prácticamente gana. Sólo es cuestión de esperar de 5 a 10 años más para que todos los estados de la unión norteamericana tengan leyes aprobando el matrimonio homosexual.  Cuando eso haya ocurrido, habrán logrado realizar todo lo que es necesario para que se produzca la transición de una sociedad heterosexual a una homosexual.  Después de eso sería cuestión de esperar el tiempo necesario para que la población norteamericana se convierta de una sociedad heterosexual a una homosexual, con más de un 30% de su población practicando la homosexualidad.  Estimamos que ese tiempo es de 4 a 5 generaciones.

Para los grupos que se oponen al avance de la homosexualidad en la sociedad, el panorama de la lucha no puede ser más desalentador.  Se han quedado prácticamente solos en su batallar, pues los grupos a favor de la homosexualidad han logrado promover con éxito su ideología en la población norteamericana, enseñándoles a mirar con desdén a los que predican la importancia de los valores morales.  El único reducto que les queda a estos grupos reside en las organizaciones religiosas.  Es difícil para las personas que no son religiosas y que contemplan el avance de la homosexualidad desde una perspectiva objetiva, científica y sociológica, tener que aceptar que la única carta de triunfo que tienen para detener este avance de la homosexualidad reside en las organizaciones religiosas.

Es decir, dado el triunfo logrado por los grupos en favor del homosexualidad logrando finalmente la legalización de los matrimonios homosexuales en varios estados de los Estados Unidos y estableciendo así las bases o pilares de la transición hacia una sociedad homosexual en un futuro cercano, es en las organizaciones religiosas donde se halla el último bastión de lucha, el último reducto y la última esperanza para poder revertir este proceso.

Porque creemos de esta manera.  En primer lugar, las organizaciones religiosas son las únicas instituciones que todavía no han sido tomadas por la ideología homosexual.  Sabemos que eso está cambiando y que ya hay líderes religiosos que aprueban la homosexualidad como una conducta aceptable.  Quizás dentro de algunos años eso cambie, no obstante, todavía la mayor parte de los lideres religiosos se mantienen firmes en rechazar esa conducta como inaceptable.  En consecuencia, se puede decir que los grupos religiosos tienen una misma oposición en contra de la conducta homosexual.  

En segundo lugar, las organizaciones religiosas comparten con los grupos que se oponen al avance de la homosexualidad un mismo objetivo.  Es decir, tienen como parte de su misión religiosa el orientar a la población sobre la conducta considerada como pecaminosa.   El mensaje de que la conducta homosexual es pecado está presente en los escritos sagrados.  

En tercer lugar, las organizaciones religiosas tienen el poder proselitista para movilizar la oposición de millones de feligreses en contra del avance de la homosexualidad hasta lograr que se deroguen los decretos presidenciales, las leyes federales y las reglamentaciones estatales en favor de la conducta homosexual.  Es decir, quizás en el futuro, dentro de 5 a 10 años las organizaciones religiosas ya no tengan ese poder para revertir el avance de la conducta homosexual.  No obstante, en este momento las organizaciones religiosas todavía cuentan con el poder para determinar el resultado de las elecciones en los Estados Unidos y, por lo tanto, el poder para hacer que gane el partido que se comprometa a revertir los decretos del presidente, las leyes en el congreso, la jurisprudencia en el Tribunal Supremo, y los reglamentos en el ejército, la marina y la Fuerza Aérea que otorgan aceptación al comportamiento homosexual.

De no aprovechar la actual coyuntura, dentro de varios años los grupos que abogan por el avance de la homosexualidad habrán convertido a la mayor parte de los integrantes de la sociedad y entonces, ya ni siquiera las organizaciones religiosas tendrán el poder para revertir este proceso de transición de una sociedad heterosexual a una sociedad homosexual.

En cuarto lugar, las organizaciones religiosas tienen la capacidad de recaudación los fondos necesarios para contrarrestar la propaganda multimillonaria que se mantiene todo el año a favor de la homosexualidad en los medios masivos de comunicación.  Además las organizaciones religiosas pueden contrarrestar la propaganda a favor de la homosexualidad mediante la prédica a través del púlpito de miles y miles de iglesias a lo largo y ancho del país.  Los grupos a favor del avance homosexual recolectan millones de dólares que se invierten en cabildear dentro los partidos políticos y en los medios de comunicación masiva a favor del avance de la homosexualidad. Sólo las organizaciones religiosas tienen el poder para recaudar fondos suficientes para contrarrestar esta propaganda.

Por último, las organizaciones religiosas tienen la capacidad para influir sobre el voto de los ciudadanos y con ello decidir el apoyo de aquel partido político que se comprometa con sus ideales.  Debido a que tienen la capacidad en potencia para decidir el partido político que ha de ganar las elecciones, tienen también la capacidad para remover a los integrantes del Tribunal Supremo de los Estados Unidos y sustituirlos por jueces que sean afines con su modo de pensar en cuanto al tipo de sociedad que desean constituir y el tipo de sociedad donde desean vivir.

Tomando en consideración lo anterior es necesario lograr una alianza entre todas las iglesias con respecto a este tema.  Además es necesario lograr una alianza entre los grupos no religiosos que se oponen al avance de la homosexualidad y las iglesias.

De estas alianzas debe surgir una junta directiva de todas las organizaciones religiosas y no religiosos en los Estados Unidos para dirigir la lucha contra el avance de la homosexualidad.   Esa junta debe estar compuesta de los líderes de todas las organizaciones religiosas y no religiosas que se oponen al avance de la homosexualidad.  De esa junta deben salir las directrices sobre qué partidos políticos y qué candidatos presidenciales se deberán respaldar con el voto de los feligreses de cada iglesia.  También de esa junta debe salir la decisión de formar un nuevo partido político que tenga como parte de su plataforma el combate al avance del homosexualidad.

Exhortamos a los líderes de las organizaciones religiosas y no religiosas a que tomen la iniciativa de convocarse entre sí, a los fines de organizarse y nombrar una junta directiva que dirija la coordinación de los grupos que se oponen al avance de la homosexualidad.